In English Son demasiados los hombres que ignoran uno de los rituales clave de las buenas relaciones sexuales: un masaje sin prisa, juguetón y suave de cada pulgada cuadrada del cuerpo de la mujer —no solamente en las partes que normalmente llaman la atención del hombre—. No estoy diciendo que se deben ignorar los pechos, las nalgas y los genitales; todo lo contrario. La piel contiene dos tipos de nervios sensibles al tacto. Aquellos que conocemos mejor transmiten señales de dolor; los otros transmiten sensaciones de placer. Cuando un masaje suave excita los nervios del placer, el cuerpo libera hormonas que promueven la relajación y sensaciones de bienestar y apego emocional. Estos, a su vez, contribuyen a la excitación sexual, el placer y el orgasmo. Un masaje suave prolongado, de pies a cabeza, es fundamental para la receptividad erótica de la mayoría de las mujeres. Sin dicho masaje, a muchas mujeres les cuesta trabajo excitarse, mucho menos tener orgasmos. Betty Dodson, educadora sexual desde hace muchos años en Nueva York.
Como si del perro de Pavlov se tratase, Emma se desmayaba ante el olor de la fruta, puesto que esta le recordaba el rechazo de Boulanger, puesto negro sobre blanco en una carta que olía a la perfumada fruta. Desde luego, madame Bovary lo habría tenido muy difícil para leer una carta manuscrita de su amante mientras yace junto a su marido Charles. La infidelidad a jalón o remote infidelity, en la cual los amantes pueden comunicarse incluso en presencia de las parejas oficiales, jamás ha estado tan difundida como actualidad en día. No se trata simplemente de un producto de los adelantos tecnológicos, sino también, de la impunidad que estos favorecen. También ocurre cheat la infidelidad. Si en un pasado el encuentro entre amantes hacía acuciante concertar un período de tiempo en la jornada diaria, un lugar afuera de la vista de los amistades e intentar que entre cita y cita no hubiese ninguna desagradable admiración, ahora el engaño es sencillo y al alcance de todos.