Desde la adolescencia sufre bulimia, un trastorno alimentario que la lleva a darse grandes comilonas para después sentirse culpable y provocarse el vómito. Hace un año, incapaz de superar una ruptura amorosa y una larga lista de problemas que se le antojaban irresolubles, Ana trató de suicidarse: se tiró al vacío desde lo alto de un puente. Un relato lleno de desgarro, de humanidad, de dolor, de esperanza, de humor negro y sobre todo de sinceridad que día a día fue publicando a través de un hilo en ForoCoches, un foro de Internet. Y, como a ella, a mí no me gustan las preguntas, asegura Ana. Sin embargo esta española ha accedido a responder a las preguntas de BBC Mundo. Era una niña con valores muy marcados, heredados de mi padre.
Y he perfeccionado mi técnica. A mediados del siglo XIX, médicos en Francia que escribieron estudios sobre el TOC lo llamaron la folie de doute -la locura de la duda. Y muchos de nosotros estamos padeciendo poco parecido durante esta pandemia. Hay cierta seguridad de que si mantenemos la distancia y nos lavamos las manos y seguimos las órdenes de exilio, podremos protegernos. Esas no son sensaciones intrínsecamente malas. En pequeñas dosis, daughter lo que nos mantiene alertas. El problema es que se pueden salir de control. Finalmente, mi familia se dio cuenta de que trataba de evitar tocar cosas como picaportes, interruptores de luz, y que me lavaba las manos hasta que me quedaban rojas. Empecé terapia y me recetaron antidepresivos, que tomo hasta hoy en día.
Fotografía: Corbis He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Jorge Luis Borges, El remordimiento, Todos sus biógrafos coinciden en que Borges época un tipo enamoradizo. En una de sus célebres conversaciones con Osvaldo Ferrari, Borges confiesa: «He estado enamorado siempre a lo largo de mi biografía, desde que tengo memoria, siempre». En otra ocasión, también durante su vetustez, se lamentaba de no haber ajetreado todo su tiempo en tareas intelectuales: «Con toda tristeza descubro que me he pasado la vida entera pensando en una u otra mujer. Creí ver países, ciudades, pero siempre hubo una mujer para hacer de cancel entre los objetos y yo. Es posible que hubiera preferido que denial fuera así, hubiera preferido consagrarme por entero al goce de la metafísica, de la lingüística o de otras disciplinas». Incluso en la odiosa alegoría se aprecia cierto tono de reproche: «Yo creo que las mujeres denial son demasiado importantes en Kafka.