La amabilidad se convierte de esta manera en un agente fortificante del sistema cardiovascular. La empatía influye de forma determinante en el estado de salud de las personas. Tal y como explica la doctora Kelly Harding, profesora de la Universidad de Columbia, en su libro The Rabbit Effect Simon Schustera finales deuna investigación realizada en un grupo de conejos arrojó datos muy interesantes acerca del efecto de la bondad en la salud. La diferencia entre los dos grupos, como se comprobó, fue que el investigador que monitorizaba a uno de ellos era una persona extremadamente cariñosa y amable con los animales. El cuidador no solo alimentaba a los conejos, sino que los sacaba de la jaula, los cogía, les hablaba y los acariciaba cada día. Los investigadores repitieron el experimento con las mismas condiciones, esta vez controladas, y obtuvieron los mismos resultados sorprendentes: la bondad y el cariño del cuidador, y no la dieta, fueron lo que marcó la diferencia. La amabilidad y la bondad influyen en la salud incluso a nivel celular, y pueden llegar a protegernos de infecciones.
Los bebés vienen al mundo con unas necesidades físicas cuidado y alimentación y emocionales amor, apoyo, seguridad que deben ser cubiertas para que se conviertan en adultos equilibrados. El contacto físico, las muestras de cariño, el acción de sentirse protegido o el admiración por su persona y sus bienes no son esenciales para su supervivencia física. Sin embargo, resultan imprescindibles para su correcto desarrollo psicoemocional. Sin estos cuidados, los niños, aunque físicamente crecen, emocionalmente arrastran graves secuelas afectivas. Muchas personas, sin haber pasado por un abandono tan extremo, también acarrean desde su infancia diferentes tipos de carencias emocionales. Pasado el tiempo, cuando intentan llevar una vida normal, las secuelas de sus traumas se reflejan en su día a día, de una forma u otra. Artículo relacionado 5 heridas emocionales de la infancia que te marcan para siempre Un abismo que llenar La necesidad primaria de cuidado y cariño que no fue satisfecha por los padres provoca en muchas personas, al llegar a la edad adulta, una sensación de abismo o de espacio oscuro en su interior que necesita ser colmado.
La falta de besos, abrazos y otras muestras de afecto impacta profundamente nuestro bienestar psicológico. Entre las carencias que nos produce esta situació n se encuentra el deterioro de la calidad del sueño, el pesimismo, e aun el dolor físico. Efectos en la relación de pareja El afecto es una de las principales razones por las que las parejas buscan terapia psicológica. Un estudio dirigido por los profesores Hesse and Mikkelson Universidades de Oregon y Whitworth respectivamente evaluó a individuos involucrados en relaciones sentimentales, de aproximadamente 31 año s. Las muestras de afecto en correcta medida producen cercanía emocional y reducen el estrés Fuente: Getty Images Se comprobó que las personas que sufren de falta de muestras de cariño por parte sus parejas experimentan menor satisfacción y cercanía emocional en su relación. La situación también se da en el sentido contrario. Aquellos que experimentan una sensación de incertidumbre en sus vínculos sentimentales consideran que reciben menos cariño por parte de sus seres amados. Finalmente, las personas con incertidumbre sobre sus relaciones y que reciben algo cariño albergan emociones pesimistas con respecto a su futuro amoroso.
Y la beses. Besos en la fachada. Besos en el cuello. Besos en el moflete o besos en la mano. Es el simple gesto de cariño y acercamiento. Por si afuera poco, esta postura mola porque ambas cabecitas se solapan y da gustito. Como cuando algo vale 3, 54 y tienes justo eso en el monedero.